Durante mucho tiempo has pensado que ciertas comidas podían arruinar tu salud. Resulta que algunas de ellas no son tan malas como las pintan.

El mundo de la nutrición es confuso, por decirlo suavemente. Hace poco descubrimos que las grasas son inocentes, y el azúcar es la principal causa de enfermedades, justo al revés de lo que nos habían dicho durante 40 años. Los avances y nuevos descubrimientos en la ciencia de la nutrición nos siguen deparando sorpresas. Éstas son algunas de las que no te esperabas.

1. Los fritos

Lo primero que alguien dice cuando están intentando comer más sano es» ahora como menos fritos». Es cierto que al freír los alimentos, el aceite añade calorías a la comida. Pero como ya sabes que la grasa no es mala, esto tampoco es tan problemático. Un alimento frito a la temperatura correcta queda cocido en su jugo sin absorber grasa. La grasa se queda en la superficie en cantidades muy pequeñas.

Para conseguir esto es necesario que el aceite esté a unos 160-170°. Pero asegúrate de que no esté echando humo, ya que eso puede alterar el aceite y hacer que aparezcan grasas trans.

2. Algunas grasas trans

La Organización Mundial de la Salud dice que no hay cantidad segura de grasas trans. Esto quiere decir que debes evitarlas a toda costa. Nos estamos refiriendo, claro, a las grasas vegetales hidrogenadas que se utilizan en la comida procesada. Estas grasas se relacionan con un aumento del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares e incluso cáncer.

Sin embargo, algunas grasas trans son beneficiosas. Una de ellas es el ácido linoléico conjugado o CLA, una grasa trans que se encuentra en grandes cantidades en la carne de animales alimentados con pasto, y en los lácteos, aunque nuestro cuerpo también la puede producir por sí solo en pequeñas cantidades. Al contrario que las grasas trans industriales, el CLA previene las enfermedades cardiovasculares y la diabetes, y te ayuda a perder grasa.

3. Arroz blanco

Cada vez que ves arroz integral piensas «saludable». El arroz blanco, al que se le ha eliminado la cáscara, parece una opción refinada y menos deseable. Además, el arroz integral contiene más proteínas.

Sin embargo, la cantidad de proteínas en el arroz es insignificante. Y si bien es cierto que aporta fibra, también tiene altos contenidos de ácido fítico, un antinutriente que forma quelatos con los minerales como el hierro, el zinc y el magnesio, y que inhibe las enzimas digestivas, con lo que tu cuerpo no absorbe esos minerales tan necesarios. El arroz blanco es una opción mejor.

4. Salsa de tomate

Si el ketchup industrial es una mala idea, porque contiene grandes cantidades de azúcar, no se puede decir lo mismo de la salsa de tomate. Los tomates contienen licopeno, un antioxidante muy poderoso que por desgracia no se absorbe bien a no ser que se cocine el tomate. Por este motivo, la salsa de tomate, o el ketchup sin azúcar que puedes hacer en casa, son mucho más saludables que los tomates por sí solos. El licopeno reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes y osteoporosis.

5. Bacon

Durante mucho tiempo se pensó que sólo con mirar unas lonchas de bacon ya te iba a dar un ataque al corazón. La sorpresa, es que la grasa de cerdo es rica en ácidos grasos monoinsaturados, exactamente igual que el aceite de oliva y los aguacates. Sí, también es cierto que contiene ácidos grasos saturados, pero hoy sabemos que en la grasa saturada no es la que produce enfermedades cardiovasculares.

Cuanto más sanos sean los animales de los que procede el tocino, mejor. En este sentido los cerdos ibéricos que se crían en libertad en España son una opción excelente.