Los aceites vegetales refinados no te están haciendo ningún favor. Es hora de mandarlos a paseo.

No hay ninguna duda de lo bueno que es el aceite de oliva virgen, y seguramente esa es la razón por la que lo pones en tu pan o tu ensalada. Pero quizá no tengas ni idea del daño que pueden hacerte los aceites vegetales refinados.

Los aceites de soja, girasol, o maíz están por todas partes. Puede que tú los utilices para freír en casa. Tu hamburguesería preferida fríe las patatas con ellos. Están en las galletas y bollos industriales de tu desayuno. En la margarina. En la mayonesa comercial. En los aperitivos salados que compras en una bolsa, en los platos precocinados y en la comida de tu restaurante.

Durante mucho tiempo se pensó que las grasas animales eran el demonio. Había que evitar los ácidos grasos saturados en la mantequilla, el queso, los huevos y el tocino, porque se asumía que provocaban enfermedades cardiovasculares. Hoy se sabe que esto no es cierto. En muchos aspectos, el tocino es tan sano como el aceite de oliva.

Aún así, nuestra dieta ha sustituido esas grasas animales (que la humanidad consume desde hace milenios) por aceites vegetales. ¿Piensas que son sanos porque son vegetales? Te equivocas:

Los aceites vegetales refinados no son nada naturales

Sabemos que hace 4.000 años había aceite de oliva en Siria, pero los aceites refinados de semillas apenas tienen un siglo de historia. Para extraerlos se emplea un proceso industrial en el que se aplica calor, disolventes químicos y blanqueantes. El resultado es un aceite con menos nutrientes y que se oxida con mucha facilidad.

Los aceites refinados tienen demasiado omega 6

Los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) omega 6 y omega 3 son esenciales para nuestro organismo. Sin embargo, en nuestra dieta hay demasiados omega 6 y muy pocos omega 3. Es el resultado de comer muchos cereales y aceites vegetales, y poco pescado, huevos y carne criada con pasto. Así hemos pasado a tener una relación de 2:1 en la dieta (el doble de omega 6 que de omega 3) a una de 15-20:1.

Demasiados omega 6 producen inflamación y agravan las enfermedades cardiovasculares, cáncer y enfermedades autoinmunes.  Este desequilibrio ya aparece en nuestra grasa corporal, como puede verse en este gráfico mostrando el ácido linoléico, el principal omega 6.

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Los aceites refinados se descomponen más al cocinar

Hay quien piensa que el aceite de oliva no es adecuado para cocinar porque se descompone más fácilmente. Esto no es más que un mito. En un experimento de la universidad de Jaén se calentó aceite de oliva durante 36 horas y se pudo comprobar que conservaba casi todas sus propiedades. Lo mismo ocurre con el aceite de coco.

En cambio, los aceites vegetales refinados se oxidan con mucha facilidad, es decir, se vuelven rancios, y generan una gran cantidad de peróxidos, aldehidos y radicales libres que provocan estrés oxidativo en tu cuerpo.

¿Qué hacer?

  • Consume aceite con menor contenido en omega 6: aceite de oliva, aceite de girasol alto oléico, o aceite de coco
  • Busca siempre aceites prensados en frío y sin refinar
  • Consume más pescado, huevos y cuando sea posible, carne criada con pasto
  • Evita la comida procesada, aperitivos salados y fritos industriales

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Foto: refined oil, de Shutterstock, no reutilizar