Así vives tu semana, así te saltas el gimnasio, así puedes evitarlo.

Los gimnasios tienen horas pico y horas valle. Están llenos a mediodía y por la tarde, y casi vacíos el resto del tiempo. Pero a lo largo de la semana también hay días especialmente concurridos, donde tienes que hacer cola para usar una simple máquina o mancuerna.

Sí, lo has adivinado. El peor día es el lunes.

También habrás observado que el viernes el gimnasio está vacío (o quizá no, porque tú tampoco estás ahí). Estos ciclos semanales están determinados por nuestro cerebro, específicamente, por la batalla entre la motivación intrínseca y un terrible sentimiento de culpa.

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Así es como transcurre tu diálogo interior a lo largo de la semana:

  • Lunes: Hoy es el primer día del resto de mi vida, y voy a hacer las cosas bien. Ensalada y pechuga de pollo para comer. Gimnasio por la tarde, ¡a por ello!
  • Martes: Qué bien he dormido después del entrenamiento de ayer. Hoy me lo tomaré con un poco más de calma, estoy muy cansado. Pensándolo bien, creo que puedo comer esa pizza, al fin y al cabo me la he ganado.
  • Miércoles: Día de locos en el trabajo, no tengo tiempo para entrenar. Hay cosas más importantes que hacer.
  • Jueves: Debería ir al gimnasio. Pero casi he perdido la semana entera, tampoco voy a mejorar mucho por ir un día más. Nunca conseguiré bajar esta barriga, debería deja de intentarlo. ¡Oh, una bolsa de patatas fritas!
  • Viernes: ¡Por fin es viernes! He trabajado tan duro esta semana, que me merezco un descanso, y el descanso empieza ahora mismo. ¡Pásame las patatas fritas!
  • Sábado: Yo creo que dar un paseo o jugar un poco al fútbol cuenta como entrenamiento, ¿no? Este es mi día favorito de la semana y no me voy a amargar pasándolo mal y sudando. Esta noche ¡juerga hasta la madrugada!
  • Domingo: Juro que nunca volveré a beber. Dicen que la resaca se quita comiendo, ¿me pasas otro trozo de pastel de chocolate? Pero un día es un día, mañana empezaré a hacer las cosas bien. La verdad es que me estoy poniendo hasta arriba de pizza viendo dos temporadas enteras de esta serie tan interesante.
  • Lunes: Hoy es el primer día del resto de mi vida

¿Reconoces un patrón? Por eso el gimnasio está lleno el lunes, y vacío el viernes. También hay mucha menos gente durante el fin de semana. Esto es lo que puedes hacer para abandonar esta rueda de hamster de culpa y excusas:

  • Planifica: apunta el tiempo que dedicas a hacer ejercicio en tu agenda, como si fuera un compromiso tan importante o más que los demás con tu familia y tu trabajo. Entrenar 30 minutos supone el 3% de tu tiempo durante el día. ¿De verdad no puedes liberar un 3% de tu tiempo para hacer tu vida mejor?
  • Sé realista: cuando planificas el tiempo te das cuenta de los huecos que tienes. No tiene sentido que te propongas entrenar cuatro veces por semana si solo puedes hacerlo dos, pero dos o tres días de entrenamiento harán mucho más que uno o ninguno. Garantizado.
  • Busca una meta motivación: puede que pienses que no tienes motivación para entrenar. En realidad, necesitas una motivación para entrenar, incluso cuando no tienes motivos. Si estás esperando a sentirte bien antes de hacer ejercicio, nunca lo harás.
  • Vence la resistencia en cinco minutos: prueba con el truco de los cinco minutos. Proponte hacer ejercicio solo durante cinco minutos. Seguro que puedes motivarte para hacer eso solo, ¿verdad? Cuando termines, tu cerebro habrá superado una barrera (la creencia de que el ejercicio es algo terrible) y tendrás ánimos para seguir.

Foto: gym center, de Shutterstock, no reutilizar