Si quieres conseguir tus metas, sea terminar tu carrera, perder dos tallas, o correr media maratón, necesitas rituales. Cadenas de acciones que repites de forma automática, casi sin pensar.

¿Quieres desayunar sano todos los días? Invéntate un ritual, paso a paso, para hacerlo por las mañanas cuando tienes el cerebro a medio gas: poner pan (integral) a tostar, batir huevos, ponerlos en el microondas, preparar café, poner huevos sobre la tostada. Puedes apuntar los pasos en una nota en la nevera los primeros días. En una semana lo harás todo en automático. ¡Magia!

A tu cerebro le encanta la repetición. Hay una descarga de dopamina (el neurotransmisor del placer) cada vez que ocurre algo predecible. Por eso los niños pueden ver doscientas veces Buscando a Nemo.

También puedes aplicar rituales a tareas más complicadas. Por ejemplo, para escribir cada artículo de este blog, pongo el temporizador a 25 minutos (técnica del pomodoro) y escribo una palabra por cada idea. Después escribo una frase a partir de cada palabra. Finalmente, un párrafo con cada frase. Para entonces han pasado los 25 minutos, y tengo una primera versión del artículo.

Haz tus rituales inteligentes, y mejórales con el tiempo. Por ejemplo, si viajas mucho, escribe una lista con los contenidos de tu maleta. Así no tendrás que pensar, sólo poner todo dentro. Al final del viaje comprueba qué cosas no has utilizado y cuáles has necesitado y no tenías, y actualiza tu lista. Te sorprenderá ver cuánto tiempo puedes ahorrar.