Es verano y te vas a pasar de la raya, que lo sé. Por lo menos minimiza los daños.

¿Eres de los que no necesitan beber para divertirse o de los que no necesitan divertirse para beber? En verano ese pequeño sargento con bigote que vive en nuestro cerebro y nos obliga a ir al gimnasio y pasar de largo de la heladería, está tomando el sol en una hamaca con un mojito en la mano.

Acepta que en vacaciones te vas a relajar, pero no te abandones por completo. Cuesta mucho más recuperarse de dos semanas viviendo de hamburguesas y cubatas que de unas cuantas cervecitas con sardinas. Disfruta de una copa de vez en cuando, pero con conocimiento de causa. Esto es lo que necesitas saber sobre el alcohol:

El alcohol no quita la sed

El alcohol es un diurético, hace que pierdas agua a través de la orina, dejándote más deshidratado que antes. Si mezclas alcohol con refrescos azucarados es aún peor. ¡Bebe agua primero! Disfrutarás mucho más de esa cerveza después.

El alcohol engorda

No son solo las calorías. En un gramo del alcohol hay siete Calorías, en un gramo de grasa nueve. Es como beber un chupito de aceite. Pero eso es lo de menos. El alcohol dispara el cortisol, la hormona del estrés que hace que acumulemos grasa, y hace disminuir la testosterona. Para colmo, con el alcohol se suelen comer porquerías.

El alcohol no te deja dormir

Si consumes alcohol antes de ir a la cama, al principio hace que te quedes dormido antes. Pero por desgracia el metabolismo de esas copas te despertará en medio de la noche, interrumpiendo las fases de sueño profundo, que son las que necesitas para estar descansado.